sábado, 4 de julio de 2020


Directamente os dejo esta este artículo de Paula García González que nos dice demasiado en tan corto espacio y con un título tan sugerente

¿La era de los virus? El ser humano poniéndoselo fácil

> El COVID-19 es una amenaza para la salud humana y animal, pero también para la estabilidad social, el comercio y la economía mundial.
> La frecuencia de nuevas enfermedades infecciosas será mayor en la proximas décadas por la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y otras actividades humanas.
> Vendrán las llamadas crisis epidemiológicas mundiales, a causa de el alto grado de conexión internacional.


Paula García González, 23 marzo 2020

Con el COVID-19 estamos viendo como las enfermedades infecciones emergentes, como puede ser este virus, son una amenaza para la salud humana y animal, pero también para la estabilidad social, el comercio y la economía mundial. La frecuencia de estas enfermedades se prevee que se vea incrementada en las próximas décadas por la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y otras actividades humanas. Si a esto le sumamos el alto grado de conexión internacional debido a los desplazamientos humanos y los intercambios comerciales, obtendremos las llamadas crisis epidemiológicas mundiales

La pérdida de biodiversidad, el cambio climático y nuestras propias acciones humanas, están generando la aparición de nuevas enfermedades que acaban con nuestro propio sistemas. Esto deja al descubierto la necesidad de replantearnos el tipo de desarrollo que llevamos y hacia dónde queremos dirigirnos.


La pérdida de Biodiversidad, un factor determinante


Más del 70% de las infecciones emergentes desde 1940 han sido zoonóticas, es decir, transmitidas de un animal no humano, al ser humano. En esta situación tenemos un huésped que porta el agente infeccioso y que es capaz de transmitirlos a varias especies, por ello, cabría esperar que a mayor biodiversidad mayor agentes patógenos potenciales que generarán enfermedades.

Sin embargo, la mayor biodiversidad tiene un papel protector frente a los agentes infecciosos. Esto es debido a que habrá más especies que actúen como huéspedes, limitando la transmisión del patógeno por efecto de dilución o de amortiguamiento. Este efecto de dilución es el efecto que tienen los ecosistemas bien conservados de “diluir” a los patógenos. Cuando todas las especies de ese ecosistema están presentes, incluidos los patógenos,
éstos están “diluidos” gracias a la gran diversidad de especies presentes.

Sin embargo, actualmente la pérdida de biodiversidad está ocurriendo a gran velocidad, y se ha visto que esta pérdida incrementa la transmisión de enfermedades. Por ello, cuando el efecto dilución falla, debido a una perturbación en el ecosistema, algunas especies se pueden volver extremadamente abundantes y, cuando eso sucede, sus patógenos también lo hacen, dado el exceso de alimento. Eso facilita la aparición de brotes de
enfermedades.


Como siempre, el Cambio climático anda también por medio


Nuevas enfermedades están apareciendo en lugares donde anteriormente no era común, debido a una amplitud en la distribución geográfica del patógeno. Esto se debe a cambios demográficos, climáticos o genéticos.

La incidencia de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Bulgaria se ha visto que sucedió debido a un incremento en la temperatura media en la áreas afectadas. También la persistencia del virus del Zika está relacionada con factores climáticos.

Estudios que analizan la distribución demográfica del mosquito portador del dengue afirman que para 2080 el 60% de la población mundial correrán el riesgo de estar expuestos a este virus. Países donde este virus está ya presente sufrirán un aumento de la carga del dengue, y el virus se extenderá por el continente africano, el interior de australia, sureste de EE.UU., costas de China y Japón y zonas aisladas del Mediterráneo.

Los autores de un estudio realizado el pasado año afirman en este estudio que “La dinámica de las enfermedades transmitidas por mosquitos está impulsada por el clima, y el trabajo actual sugiere que el cambio climático aumentará dramáticamente el potencial de expansión e intensificación de la transmisión del virus transmitido por Aedes en el próximo siglo”.

El deshielo marino del Ártico es otro gran problema en la actualidad, consecuencia del cambio climático. La autora de un estudio muy reciente al respecto, Tracey Goldstein, afirma que este deshielo está llevando a la fauna marina a buscar y forrajear en nuevos hábitats y eliminar esa barrera física, permitiendo nuevas vías para que se muevan. Goldstein añadió que “A medida que los animales se mueven y entran en contacto con otras especies, tienen la oportunidad de introducir y transmitir nuevas enfermedades infecciosas, con impactos potencialmente devastadores”.


Muchas actividades humanas agraban o desatan los problemas.


El consumo de animales salvajes y su comercio, incrementa el contacto entre el ser humano y estos animales, haciendo más probable la transmisión de infecciones. Esto se ha hecho desde que el hombre es hombre, como ocurrió con la epidemia de SRAG o la del ébola, dos enfermedades relacionadas con el consumo de carne de animales salvajes infectados.

La deforestación para la expansión de cultivos está desencadenando la aparición de nuevas enfermedades encontrarse con especies con las que nunca se había tenido contacto. Así ocurrió en Malasia donde la deforestación provocó la migración de los murciélagos de la fruta, portadores de la enfermedad de Nipah.

Otra consecuencia de la deforestación es el contacto con nuevos virus presentes en el suelo. Un estudio de 2018 reaizado en los suelos del Bosque de Harvard se encontró 16 virus gigantes, es decir, virus con un gran material genético. La autora principal del estudio afirma que los suelos han sido ecosistemas pasados por alto y que contienen gran cantidad de virus gigantes. Estos virus y muchos que aparecerán, son de potencialidad infecciosa desconocida, pero será necesario tenerlos en cuenta conociendo ahora su existencia.


Una pequeña reflexión y recomendaciones a futuro


Teniendo en cuenta toda esta información, y sabiendo que los virus están a la vuelta de la esquina, esperando la voz de salida, solo cabe esperar una anticipación de la población al futuro que nos depara.

Los estudios afirman que brotes de enfermedades hasta ahora restringidas a ciertas zonas, se expandirán a nuevos lugares, por ello, se deberá preparar a esta población que recibirá la llegada de nuevas infecciones. Además, las poblaciones ya afectadas sufrirán los daños multiplicados, por lo que tampoco debemos olvidarnos de ellos.

Se suman a esto nuevos brotes, de enfermedades aún desconocidas, despiertan del suelo congelado durante millones de años o entran en contacto con nosotros al mantener contacto con animales salvajes.

Esto pone en manifiesto la necesidad de buscar vacunas a nivel mundial sin importar si esta enfermedad llegará o no a tu lugar de residencia puesto que, en un mundo tan globalizado, compartimos todo, incluso las enfermedades.


Se necesita cooperación internacional para acabar con los problemas tanto mundiales como a escalas más reducidas.

Como he leído recientemente, no se debe infravalorar el poder que tiene la naturaleza, en ocasiones lo olvidamos, pero nuestra vida depende y está condicionada por ella, como estamos viendo en estos días de aislamiento, donde todo nuestro mundo se detiene por un virus. Esto nos hace reflexionar y aceptar que nuestra forma de vida debe seguir un camino más respetuoso y en sintonía con el medio ambiente, así aseguraremos nuestra supervivencia.

Fuente:



martes, 23 de junio de 2020

Siguendo un reciente artículo de Omar Páramos y Francisco Medina profundizamos en el mensaje del Doctor Gerardo Ceballos, mencionado en los dos entradas anteriores de este blog.

"Para el doctor Gerardo Ceballos no hay duda de que las enfermedades emergentes como el Covid-19 son resultado de la acelerada pérdida de flora y fauna en el mundo.[...]"

"A fin de explicar cómo la biodiversidad sirve de cortafuegos a la propagación de los padecimientos zoonóticos (es decir, aquellos que saltan de los animales al humano), el investigador del Instituto de Ecología de la UNAM pide imaginar a un virus que llega a un entorno donde hay un 95 por ciento de especies a las que no puede infectar."

"“Si eso sucede, al no encontrar fácilmente a individuos qué contagiar el patógeno se diluye pronto, pero cuando el hombre deforesta, contamina, introduce flora y fauna a nuevos ambientes, trafica con animales y perturba cuanto hábitat tiene enfrente, muchas especies no susceptibles al patógeno desaparecen, proliferan las que sí lo son y las epidemias corren rápido. En otras palabras, nosotros creamos las condiciones perfectas para que este nuevo virus se propagara con celeridad y diera pie a la crisis sanitaria global hoy vivida”."

Todo esto ya lo adelantába, Ceballos, en el post anterior. Los científicos, esas voces que han sido silenciadas sistemáticamente y que los mass media han ignorado como si no hubieran dicho nunca nada. Por cierto, lo de los mass media es ya demencial porque no funcionan según noticias/información/bien público, si no como altavoces del poder, de filtros de la información que al poder le interesa que llegue y se amplifique a la población.

"El 6 de mayo de 2019 la ONU alertaba (a través del IPBES) que enfrentamos una amenaza igual o más apremiante que la del cambio climático: la inminente extinción de más de un millón de especies, algo jamás visto desde que el humano camina por la Tierra. “Una de las consecuencias de esta pérdida de biodiversidad es la aparición de nuevas enfermedades. No ha pasado un año desde que recibimos aquel aviso y ya nos tiene en jaque una pandemia. Eso no es casual”."

La información cruzada sobre la aparición del SARS-CoV-2 desde una aparición fortuita de infección a una infección provocada por una manipulación genética en laboratorio ha dado lugar a una amplia gestación de teorías conspiranoicas o relatos ficticios que aclaraban la realidad. Incluso yo he dudado a la hora de distinguir estre estas dos posibilidades.

"El 14 de abril, en el Washington Post, el columnista Josh Rogin sugería que el SARS-CoV-2 habría sido creado en el Instituto de Virología de Wuhan, y presentaba como evidencia un par de cables de 2018 donde personal diplomático de Estados Unidos señalaba los diversos experimentos realizados con cepas de coronavirus y la poca seguridad observada entonces en el complejo chino."

Ceballos aclara que

"[...] el trasfondo de esta versión es un sinsentido, en especial porque el SARS-CoV-2 ha sido estudiado a detalle, su genoma secuenciado y todos los datos genéticos indican lo mismo: es muy parecido al RaTG13 (virus presente en los murciélagos Rhinolophus affinis), con una similitud entre ambos del 96 por ciento."

Y añade

"“Si la semejanza fuera del 99.9 por ciento podríamos sospechar de una manipulación de laboratorio, pero crear el cuatro por ciento de una cadena es científica y tecnológicamente imposible. Me sorprende que haya periódicos que se decanten por estas versiones sin considerar no sólo que el salto de padecimientos del animal al hombre es común y ha pasado antes —como con la peste negra o la gripe española—, sino que este fenómeno se ha acelerado a tal grado que hemos visto esto más de 100 veces en los últimos 40 años, como dan testimonio el SARS, el MERS o la fiebre de Lassa”.
Por ello, en vez de atender a teorías conspiranoicas, el experto pide no apartar la mira de las prácticas que en realidad habrían detonado no sólo la nueva enfermedad, sino su expansión desbordada: la explotación de especies y la alteración antropogénica de los hábitats."

Ceballos viene impulsando la iniciativa Global Stop Extinction contra las prácticas ilegales de convivencia y venta de animales, tanto domésticos como salvajes, en los mercados húmedos de Asia

"No obstante, el especialista sabe que esto implica ir de frente contra un negocio que emplea a 14 millones de individuos, que vende más de 100 millones de ejemplares animales al año y que genera ganancias anuales de 75 mil mmdd (más que todo el mercado ganadero de los EU), por lo que anticipa una tarea nada fácil."

En este parón sanitario de la vida social, se han visto animales salvajes deamblando por las calles de pueblos y ciudades. Esto viene a decir que estamos demasiado cerca de estas poblaciones salvajes y presionando sobre sus ecosistemas y sin ecosistemas y animales que sirvan de filtro la posiblididad de una interacción zoonótica se hace ya realidad tras esta pandemia.

Ceballos nos dice

"“Ya nos habíamos arriesgado con esa primera epidemia del síndrome respiratorio agudo severo, que fue muy grave y más mortal que ésta, aunque menos virulenta y se logró contener, y lo mismo pasó con el MERS. Lamentablemente no aprendimos la lección y estamos aquí”."

En

"[...] 2007— donde el doctor Philip Hunter preguntaba si estamos listos para el siguiente gran evento pandémico y concluía diciendo: “Por demasiado tiempo hemos soslayado el desarrollo de estrategias para responder a emergencias de salud pública y las comunidades tienen muy poco equipo para enfrentar epidemias súbitas, no se diga ya una pandemia global. Ojalá el espectro de una pandemia devastadora e inminente aniquile esta falsa sensación de seguridad y haga que las mentes y presupuestos de los gobiernos, y de las comunidades de investigación, se concentren en prevenir el siguiente gran azote”."

El doctor Ceballos concluye con una reflexión que se contrapone a la critica de ciertos personajes públicos influyentes que aseguran que después de muchas advertencias nada se hizo contra esas pandemias que los científicos anundiaban que vendrían

"“Cuando encontremos una vacuna podremos retomar nuestras vidas como bien podamos, aunque el impacto social y económico durará años; espero que el sistema no colapse. Cuando digo que discrepo es porque no podemos darnos el lujo de pensar que ésta es la primera de muchas pandemias que se avecinan. Si salimos de aquí deberemos verla como una última llamada de atención; no creo que tengamos la capacidad de brincar más eventos similares a futuro”."


Os dejo el enlace por si os interesa lo que en él se dice

martes, 16 de junio de 2020

Después de una semana sin aparecer por este blog traigo a toda una eminencia medioambiental, Gerardo Ceballos, licenciado en biología, catedrático, investigador, activista y uno de los mayores expertos en investigación ecológica y medioambiental del mundo.

En su libro: “La sexta extinción masiva”, aclara que es la acción del ser humano la que ha acelerado la extinción natural. Así nos encontramos que al ritmo que llevamos de esquilmación de recursos naturales y materias primas, de sobre influencia en hábitats naturales por la presión habitacional, la contaminación y el cambio climático acelerado y potenciado por un consumismo feroz.

Gerardo propone en este libro que el fin de esta civilización puede producirse en 2050 si seguimos a la velocidad que llevamos.

En una serie de entrevistas nos da datos y en una en concreto, para Milenio.com nos dice que

Evaluamos 40 mil especies de vertebrados actuales y de esas se esperaría que ocho se hubieran extinto; pero no, hubo más de 300 extinciones. Lo que se extinguió en 100 años debió suceder en 10 mil años. Es una aceleración gigantesca. Por eso decimos que estamos entrando en la sexta extinción masiva y no tenemos más de 20 años para frenarla. Cada 15 minutos se mata un elefante ilegalmente y ya no habrá para 2030; los humanos estamos erosionando la capacidad de la Tierra de mantener la vida.”

Esto mismo lo desarrolla y argumenta en el libro que he mencionado.

En los dos meses punteros de mayor crisis de la pandemia que, parece ser que se está superando, en España, los indicadores reflejaban que la reducción de contaminación por CO2 se había reducido en más de un 65% y la boina de contaminación en las grandes ciudades se redujo en un 50%. Sólo 2 meses y los efectos han sido los que no se han producido por muchas reuniones y congresos y gasto de dinero público que a nivel mundial se emplee, sencillamente porque a nivel político y económico/empresarial no les conviene reducir el ritmo de velocidad que llevan al colapso a nivel terráqueo.

Son demasiado los intereses creados como para reducir nada en beneficio del medio ambiente y por consiguiente en beneficio de la tierra, y del propio ser humano.

Las plantas y animales, desde su propios hábitats interaccionan para protegerse unos a otros y por consiguiente, en esa relación con el ser humano como un animal más, lo benefician protegiéndonos de ciertos patógenos que pueden dañar seriamente nuestra salud. Pero la interacción ha de ser sostenible y efectiva, lo más natural posible.

"Todas estas plantas y animales brindan servicios ambientales necesarios para existir: de ellos depende la cantidad y calidad del agua que tenemos o el balance adecuado de gases en el aire que respiramos. Podemos decir, ¡qué triste que se extingan los orangutanes o las ardillas voladoras gigantes!, pero eso a mí no me afecta, y no podríamos estar más equivocados".

El contraataque desde los poderes, contra las personas que desde su vocación intentan poner remedio a este desastre no natural, es fagocitarlos, cortarles suministros o subvenciones al estudio o a la actividad científica; aburrirlos hasta que desisten o, incluso, pueden llegar a atentar contra sus vidas camuflando esto con cualquier excusa creíble.

¿Cuántos activistas medioambientales han sido asesinados en América Latina en esta última década? Se puede rastrear por internet.

El capitalismo nos está poniendo al borde de nuestra propia extinción. Y nuestra inconsciencia y falta de empeño por sobrevivir está acelerando el ritmo.

El humano, explicó, es el único responsable de esta extinción acelerada e incontenible. La destrucción del hábitat, de bosques, mares y selvas, así como la sobre explotación de la pesquería, la selvicultura y el tráfico ilegal de especies han derivado en la actual problemática.”

A lo dicho hay que añadir la terrible contaminación que está soportando la tierra que se suma al cambio climático inducido de forma natural por el devenir del propio desarrollo de la tierra. Y a esto añadimos también la desmesurada presión del ser humano sobre los ecosistemas.

Los resultados muestran que un 30% de las especies de vertebrados estudiadas están viendo reducidas sus poblaciones y que además, esta disminución esta afectando de igual manera a la diversidad biológica de sus respectivos hábitats. Por otra parte, de las 177 especies de mamíferos estudiadas, todos han perdido el 30% de su hábitat. Y otro 40% ha visto como se reducía y fragmentaba hasta en un 80%.”

Las interrelaciones entre los animales de un ecosistema y las interrelaciones entre ecosistemas es fundamental para la salud de la naturaleza. Si un ecosistema se deteriora de forma natural los ecosistemas periférícos, de forma natural, implementan soluciones y, de forma natural, devuelven el equilibrio, natural, al ecosistema deteriorado. Pero si un ecosistema se deteriora por acción del hombre los ecosistemas periféricos se resienten y tratarán de implementar soluciones, no para devolver al cauce natural a ese ecosistema deteriorado, si no para no ser ellos los que caigan en un desequilibrio que termine por causarles daño de forma seria.

[…] Esta interconexión entre especies hace necesario contemplar y estudiar los diferentes procesos que se dan en los ecosistemas con una mirada de conjunto, ya que una especie nunca se encuentra aislada en su hábitat, si no que se encuentra en uno otro punto de lo que se conoce como una red trófica, en la que depende de otros seres vivos para sobrevivir, y a su vez otros seres vivos dependen de ella.”

[...[ la desaparición de una especie dentro de estas complejas redes alterará inevitablemente a un número variable de otras especies; es lo que conocemos como efecto cascada, y será tanto mayor en cuanto la especie afectada ocupe un papel más relevante dentro de la red.”

¿Y cuál han de ser parte de las soluciones que con urgencia habría de acometerse?

Para revertir esta situación Ceballos aboga por aumentar las áreas de protección y preservar las poblaciones de animales y plantas en las regiones dominadas por el hombre. También considera necesario reducir el crecimiento de la población humana, disminuir el consumo y apostar por el uso de tecnologías verdes.”

Pero en esto último, lo de apostar por el uso de tecnologías verdes habría que añadir: “sostenibles y respetuosas con el medio ambiente y la naturaleza.” Porque hay ciertos carburantes supuestamente bios y ecológicos que para nada lo son, Algunos de ellos por los efectos directos y otros por los daños colaterales que producen.

Si seguimos creciendo al ritmo que llevamos con lo que ya eso supone de sobre presión sobre los últimos ecosistemas aún naturales, y sin llevar a cabo las medidas ya desesperadas que intenten ir a una profunda sostenibilidad, a partir de 2050 vayamos pensando en que la tierra va a depurar agresivamente tanto daño, tanto descerebrado abuso.

Os dejo algunos enlaces: