Directamente
os dejo esta este artículo de Paula García González que nos dice
demasiado en tan corto espacio y con un título tan sugerente
¿La
era de los virus? El ser humano poniéndoselo fácil
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El COVID-19 es una amenaza para la salud humana y animal, pero
también para la estabilidad social, el comercio y la economía
mundial.
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La frecuencia de nuevas enfermedades infecciosas será mayor en la
proximas décadas por la pérdida de biodiversidad, el cambio
climático y otras actividades humanas.
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Vendrán las llamadas crisis epidemiológicas mundiales, a causa de
el alto grado de conexión internacional.
Paula
García González, 23 marzo 2020
Con
el COVID-19 estamos viendo como las enfermedades infecciones
emergentes, como puede ser este virus, son una amenaza para la salud
humana y animal, pero también para la estabilidad social, el
comercio y la economía mundial. La frecuencia de estas enfermedades
se prevee que se vea incrementada en las próximas décadas por la
pérdida de biodiversidad, el cambio climático y otras actividades
humanas. Si a esto le sumamos el alto grado de conexión
internacional debido a los desplazamientos humanos y los intercambios
comerciales, obtendremos las llamadas crisis epidemiológicas
mundiales
La
pérdida de biodiversidad, el cambio climático y nuestras propias
acciones humanas, están generando la aparición de nuevas
enfermedades que acaban con nuestro propio sistemas. Esto deja al
descubierto la necesidad de replantearnos el tipo de desarrollo que
llevamos y hacia dónde queremos dirigirnos.
La pérdida de Biodiversidad, un factor determinante
Más
del 70% de las infecciones emergentes desde 1940 han sido zoonóticas,
es decir, transmitidas de un animal no humano, al ser humano. En esta
situación tenemos un huésped que porta el agente infeccioso y que
es capaz de transmitirlos a varias especies, por ello, cabría
esperar que a mayor biodiversidad mayor agentes patógenos
potenciales que generarán enfermedades.
Sin
embargo, la
mayor biodiversidad tiene un papel protector frente a los agentes
infecciosos.
Esto es debido a que habrá más especies que actúen como huéspedes,
limitando la transmisión del patógeno por efecto
de dilución
o
de amortiguamiento.
Este efecto de dilución es el efecto que tienen los ecosistemas bien
conservados de “diluir” a los patógenos. Cuando todas las
especies de ese ecosistema están presentes, incluidos los patógenos,
éstos
están “diluidos” gracias a la gran diversidad de especies
presentes.
Sin
embargo, actualmente la pérdida de biodiversidad está ocurriendo a
gran velocidad, y se ha visto que esta pérdida incrementa la
transmisión de enfermedades. Por ello, cuando el efecto dilución
falla, debido a una perturbación en el ecosistema, algunas especies
se pueden volver extremadamente abundantes y, cuando eso sucede, sus
patógenos también lo hacen, dado el exceso de alimento. Eso
facilita la aparición de brotes de
enfermedades.
Como siempre, el Cambio climático anda también por medio
Nuevas
enfermedades están apareciendo en lugares donde anteriormente no era
común, debido a una amplitud
en la distribución geográfica del patógeno.
Esto se debe a cambios demográficos, climáticos o genéticos.
La
incidencia de fiebre
hemorrágica de Crimea-Congo en Bulgaria
se
ha visto que sucedió debido a un incremento en la temperatura media
en la áreas afectadas. También la persistencia del virus
del Zika
está
relacionada con factores climáticos.
Estudios
que analizan la distribución demográfica del mosquito
portador del dengue
afirman
que para 2080 el 60% de la población mundial correrán el riesgo de
estar expuestos a este virus. Países donde este virus está ya
presente sufrirán un aumento de la carga del dengue, y el virus se
extenderá por el continente africano, el interior de australia,
sureste de EE.UU., costas de China y Japón y zonas aisladas del
Mediterráneo.
Los
autores de un estudio
realizado el pasado año
afirman
en este estudio que “La
dinámica de las enfermedades transmitidas por mosquitos está
impulsada por el clima, y el trabajo actual sugiere que el cambio
climático aumentará dramáticamente el potencial de expansión e
intensificación de la transmisión del virus transmitido por Aedes
en el próximo siglo”.
El
deshielo marino del Ártico es otro gran problema en la actualidad,
consecuencia del cambio climático. La autora de
un estudio muy reciente al
respecto, Tracey Goldstein, afirma que este deshielo está llevando a
la fauna marina a buscar y forrajear en nuevos hábitats y eliminar
esa barrera física, permitiendo nuevas vías para que se muevan.
Goldstein añadió que “A
medida que los animales se mueven y entran en contacto con otras
especies, tienen la oportunidad de introducir y transmitir nuevas
enfermedades infecciosas, con impactos potencialmente devastadores”.
Muchas actividades humanas agraban o desatan los problemas.
El
consumo
de animales salvajes
y
su comercio, incrementa el contacto entre el ser humano y estos
animales, haciendo más probable la transmisión de infecciones. Esto
se ha hecho desde que el hombre es hombre, como ocurrió con la
epidemia
de SRAG
o
la del ébola,
dos enfermedades relacionadas con el consumo de carne de animales
salvajes infectados.
La
deforestación
para la expansión de cultivos
está
desencadenando la aparición de nuevas enfermedades encontrarse con
especies con las que nunca se había tenido contacto. Así ocurrió
en Malasia donde la deforestación
provocó la migración de los murciélagos
de
la fruta, portadores de la enfermedad de Nipah.
Otra
consecuencia de la deforestación es el contacto con nuevos virus
presentes en el suelo. Un estudio
de 2018 reaizado en los suelos del Bosque de Harvard
se
encontró 16 virus gigantes, es decir, virus con un gran material
genético. La autora principal del estudio afirma que los suelos han
sido ecosistemas pasados por alto y que contienen gran cantidad de
virus gigantes. Estos virus y muchos que aparecerán, son de
potencialidad infecciosa desconocida, pero será necesario tenerlos
en cuenta conociendo ahora su existencia.
Una pequeña reflexión y recomendaciones a futuro
Teniendo
en cuenta toda esta información, y sabiendo que los virus están a
la vuelta de la esquina, esperando la voz de salida, solo cabe
esperar una anticipación de la población al futuro que nos depara.
Los
estudios afirman que brotes de enfermedades hasta ahora restringidas
a ciertas zonas, se expandirán a nuevos lugares, por ello, se deberá
preparar a esta población que recibirá la llegada de nuevas
infecciones. Además, las poblaciones ya afectadas sufrirán los
daños multiplicados, por lo que tampoco debemos olvidarnos de ellos.
Se
suman a esto nuevos brotes, de enfermedades aún desconocidas,
despiertan del suelo congelado durante millones de años o entran en
contacto con nosotros al mantener contacto con animales salvajes.
Esto
pone en manifiesto la necesidad de buscar vacunas a nivel mundial sin
importar si esta enfermedad llegará o no a tu lugar de residencia
puesto que, en un mundo tan globalizado, compartimos todo, incluso
las enfermedades.
Se
necesita cooperación internacional para acabar con los problemas
tanto mundiales como a escalas más reducidas.
Como
he leído recientemente, no se debe infravalorar el poder que tiene
la naturaleza, en ocasiones lo olvidamos, pero nuestra vida depende y
está condicionada por ella, como estamos viendo en estos días de
aislamiento, donde todo nuestro mundo se detiene por un virus. Esto
nos hace reflexionar y aceptar que nuestra forma de vida debe seguir
un camino más respetuoso y en sintonía con el medio ambiente, así
aseguraremos nuestra supervivencia.
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